Inglés y Español
Mi arma de paz
- Voz de Gratitud No soy político. No soy millonario. No soy profeta. No tengo ejércitos, ni imperios, ni grandes corporaciones detrás de mí. Pero sí tengo algo mucho más poderoso que todo eso junto: poseo dos lenguas vitales — el inglés y el español. Y he decidido convertirlas en mi arma de paz, en un puente entre culturas y en un escudo para la Madre Tierra, uniendo naciones en un mismo latido de esperanza. No soy un salvador ni un defensor. Soy una diminuta partícula ante la grandeza de la Madre Naturaleza. Y, sin embargo, en mi pequeñez encontré mi mayor verdad: soy su humilde alma gemela, su voz en forma humana, su eco de gratitud. En cada conversación, clase y campamento, sembramos semillas de idioma y de conciencia; el progreso no significa nada sin armonía con la Tierra. Caminamos con suavidad, actuamos con valentía hoy. “No escribo en verde por casualidad. Cada letra es una esmeralda, una joya del espíritu de Colombia. Y en el rojo no veo tinta, sino la pasión y el amor que llevo en esta misión para el mundo.”
- Abrazo a Olvidados Una vez entré a una cárcel en Neiva, Colombia — hogar de los criminales más peligrosos. Cuando pedí dar un discurso de abrazos en lugar de miedo, las autoridades me miraron como si estuviera loco. “¿Está usted loco? Pueden matarlo en un instante. No nos haremos responsables.” Firmé un documento liberándolos de toda responsabilidad. Estaba listo para arriesgarlo todo, porque incluso en los rincones más oscuros de la sociedad, el corazón humano todavía anhela una sola cosa: conexión. Ese día me paré frente a 200 de los reclusos más temidos de Colombia — hombres olvidados por el mundo, enterrados bajo crímenes y cicatrices. No hablé con juicio, sino con amor. Abrí mis brazos y los abracé; uno por uno, lo imposible sucedió: lágrimas brotaron, rostros endurecidos se quebraron. Y ellos dijeron palabras que jamás olvidaré: “Nadie me ha dado un abrazo. Hoy, usted me dio ese abrazo.” Desde entonces supe que mi misión era más grande que enseñar inglés. Se trataba de sanar almas rotas.
- Despertar de la Vida Hubo un tiempo en que me despertaba cada día pensando: “No soy feliz. Siento que mi vida no tiene propósito.” Me preguntaba si la vida era solo comer, dormir, tener una familia — y, en el fondo, si simplemente esperaba la muerte. No tenía deseo de vivir. Hoy lo confieso, porque es la verdad más sincera ante Dios. Pero ahora sé el propósito de mi vida: despertar a la humanidad a través de dos lenguas que todos necesitan para triunfar, y unir a las personas en amor y gratitud hacia la Madre Naturaleza, haciendo de esta misión un gana-gana para el mundo. Sueño con espacios convertidos en jardines vivos — bebederos de colibríes, árboles medicinales y frutales mostrando abundancia antes de perderla. Quiero que cada aula sea un santuario donde se aprenda un idioma y se ame la vida. Con la excusa de los dos idiomas más importantes, podemos mover y despertar al planeta — para pensar, sentir y amar a la Madre Naturaleza como yo la amo. Solo entonces podremos revertir el calentamiento global.


